
Desde hace un tiempo, en el movimiento revolucionario y de masas se viene hablando de un auge reaccionario. Si bien es cierto que el fenómeno de la normalización de discursos reaccionarios e ideas fascistizantes en la vida pública es un hecho, el fenómeno no se explica por sí solo. Este auge reaccionario tiene raíces profundas, no debemos quedarnos en la superficie.
La postura del equipo editorial de Servir al Pueblo es que el auge reaccionario es una expresión de la tendencia al reaccionarización y fascistización dentro del proceso de militarización del Estado. Es decir, el auge reaccionario es la punta del iceberg, y el iceberg en sí mismo es la militarización del Estado español, consecuencia de la crisis y descomposición del imperialismo español.
Con este artículo pretendemos contribuir al necesario debate en el seno del movimiento revolucionario y de masas para elaborar la estrategia y táctica que debemos aplicar los revolucionarios.
Una aproximación
La crisis y descomposición del imperialismo español afecta a todas las facetas de la sociedad española contemporánea. Si el imperialismo español está en crisis, forzosamente lo están también sus instrumentos e instituciones. Por eso el Estado español está en crisis, porque el Estado es el instrumento político por excelencia de los imperialistas. Ante su pujante crisis, los imperialistas militarizan el Estado con la esperanza de que una mayor represión evitará que el proletariado desarrolle sus luchas, para finalmente, arrebatarle el poder político.
La militarización del Estado es la respuesta de los imperialistas a su crisis, es el proceso de profundizar la represión con el objetivo estratégico de conjurar la revolución. La militarización del Estado no es solo un proceso militar donde el Estado incrementa la potencia de sus fuerzas represivas (policías, ejército, tribunales, cárceles), sino que el proceso de militarización también incluye la progresiva negación de los derechos demoliberales (libertad de expresión, de creencia, de reunión, de movimiento, etc.) y la tendencia a la reaccionarización y fascistización de la sociedad, con la propagandización y normalización de ideas reaccionarias en la vida pública.
Vamos a ir desgranando parte por parte este párrafo para exponer más claramente nuestras ideas, evitando que haya lugar a la confusión.
El imperialismo
En primer lugar, ¿qué es el imperialismo? El imperialismo es la fase superior del capitalismo porque el capitalismo tiene dos fases: librecambista o premonopolista, y monopolista. Hoy vivimos en esta fase de capitalismo monopolista, porque ya no existe el libre comercio. El imperialismo es capitalismo monopolista, porque el monopolio aplasta a la libre competencia y domina todas las facetas de la economía.
¿Qué es un monopolio? Un acuerdo entre varios grandes capitalistas que se unen para acordar precios, producción, mercados, etc., y así maximizar sus ganancias. Cuando decimos que el monopolio aplasta al libre comercio y domina todas la facetas de la economía, nos referimos a que un reducido número de grandes capitalistas dominan toda la economía. Y cuando los monopolios -es decir, los grandes capitalistas en unión entre sí para aplastar a todos los demás- ya se han hecho con el mercado nacional, luchan con otros monopolios extranjeros para hacerse con el mercado mundial. Los imperialistas desarrollan guerras por el reparto del botín mundial cuando no pueden hacerlo a través de la presión económica, política o militar.
¿Quiénes son los imperialistas? Los grandes capitalistas que poseen los monopolios, o dicho de otra forma, los capitalistas monopolistas o la burguesía imperialista. Si el Estado burgués era un instrumento de represión de toda la clase burguesa, el Estado burgués imperialista es el instrumento particular de represión de la burguesía imperialista.
Pero el imperialismo es más que solo ser capitalismo monopolista. Debemos a Lenin las tesis principales sobre el imperialismo, y él señaló sus tres características: 1) capitalismo monopolista; 2) capitalismo en descomposición o parasitario; 3) capitalismo agonizante.
¿Qué es la descomposición del imperialismo? La evolución y desarrollo del parasitismo imperialista hasta límites insospechados. La descomposición del imperialismo provoca que las diferencias dentro de la burguesía imperialista se borren, pues está sumamente entrelazada: los bancos controlan grupos financieros y los grupos financieros controlan bancos. La descomposición del imperialismo se manifesta también en que un pequeño grupo de países viven a costa de la explotación de miles de millones de personas de las colonias y semicolonias (naciones oprimidas del tercer mundo). También provoca que dentro de los países imperialistas haya una capa superior del proletariado que sea sobornada con las ganancias monopolistas, existiendo “una burguesía dentro del proletariado” que es la base social y origen del oportunismo. En síntesis, la descomposición del imperialismo se reduce a que hay un grupo de imperialistas que viven de “cortar cupones”, una pequeña capa de rentistas, párasitos que parasitan a otros parásitos.
¿Por qué el imperialismo es capitalismo agonizante? Porque sienta las bases económicas de la transición al socialismo. La cadena de producción está tan concentrada e interconectada que nunca en la historia del capitalismo fue tan sencillo la socialización de los medios de producción. Además, las crisis económicas cíclicas del imperialismo destruyen las fuerzas productivas, la economía necesita del socialismo para seguir desarrollándose.
Vivimos en la época del imperialismo, donde se desarrollan tres contradicciones: la contradicción entre proletariado y burguesía; la contradicción entre los distintos países imperialistas; y la contradicción entre los países imperialistas y las naciones oprimidas. La contradicción principal en el mundo es esta última, aunque la contradicción principal en cada país sea una u otra.
Crisis y descomposición del imperialismo nivel mundial
El imperialismo está en una profunda crisis económica, política y militar. Crisis económica porque la tasa de ganancia de los capitalistas tiene una tendencia decreciente, las crisis cíclicas son cada vez más grandes, cada menos tiempo y son más violentas. Los imperialistas se ven obligados a sacar hasta la última gota de sangre, a exprimir a miles y miles de millones de personas sobre la faz de la tierra.
Crisis política porque, dentro los países imperialistas, es cada vez más difícil gobernar. No hay gobierno tranquilo en ningún país imperialista, absolutamente en ninguno. A pesar de las particularidades que le son propias, todos los países imperialistas tienen crisis del parlamentarismo, gobiernos débiles, parlamentos fragmentados, etc. Y porque fuera, en las naciones oprimidas, el capitalismo burocrático [1] -tipo de capitalismo que se desenvuelve en las naciones oprimidas- tiene una crisis máxima, donde las dificultades de gobierno que sufren las metrópolis se multiplican en las colonias y semicolonias.
Crisis militar porque los imperialistas necesitan invertir más dinero para reforzar sus ejércitos y desarrollar sus guerras de agresión, y aún así, no logran sus objetivos militares. Basta una mirada en la Franja de Gaza. ¿Cuántos miles de millones han invertido los imperialistas yanquis y los sionistas en destruir a la resistencia nacional del pueblo palestino? ¿Cuantos miles de millones y siguen sin cumplir sus objetivos militares, sufriendo importantes derrotas militares y morales por el camino?
Además de la situación de crisis, nos encontramos en el mayor momento de parasitismo en la historia de la humanidad. Nunca antes en la historia, la descomposición del imperialismo fue tan grande.
Las diferencias entre las distintas facciones de la burguesía imperialista se borran como nunca antes se habían borrado. La exportación de capitalistas a las colonias y semicolonias nunca había sido tan grande. Nunca ha habido tantas personas viviendo en la tierra, y además, la tasa de nacimientos se concentra en las naciones oprimidas, aumentando el número de explotados en las colonias y semicolonias año tras año. Nunca se han destruido tantas fuerzas productivas como en la crisis de sobreproducción de 2020, que se camufló gracias a la crisis pandémica-sanitaria. Los monopolios nunca han ingresado tantos miles de millones repartiendo dividendos. La especulación es cada día mayor. Echemos un vistazo a los monopolios españoles: ¡tan solo la banca ganó 30.000 millones de euros en 2024! ¡El imperialismo no puede ser más parásito de lo que ya es!
La otra cara de la moneda: la rebelión de las masas
La crisis y descomposición del imperialismo tiene otra cara, y es la rebelión de las masas. Si hay mayor explotación, también hay mayor rebelión. Las luchas de las masas, en todo el mundo, son más violentas, más masivas y más explosivas. Las luchas de masas se vuelven más peligrosas para los Estados imperialistas y para los Estados terratenientes-burgueses de las naciones oprimidas al servicio de los imperialistas.
Poderosas luchas de masas han puesto, y siguen poniendo, en jaque al imperialismo en los últimos años. Actualmente se desarrollan cuatro guerras populares en el mundo (India, Turquía, Filipinas y Perú) bajo dirección de Partidos Comunistas, junto con poderosas luchas armadas y grandes movimientos de liberación nacional. También se han llevado a cabo poderosísimos movimientos de masas en todo el mundo, también en los países imperialistas, pero no han triunfado por falta de dirección revolucionaria.
Asunto distinto es el dogma oportunista de “si tanta rebelión de las masas hay, ¿por qué el imperialismo no cae?”. La respuesta es bien sencilla: no hay una organización obrera capaz de dirigir la lucha revolucionaria. A nuestro juicio, esta organización de vanguardia debe ser el Partido Comunista, que está formado por los mejores elementos la clase y que se funden entre las masas. Ese Partido Comunista que politiza, organiza, moviliza y arma a las masas, que las dirige contra los enemigos para la toma del poder político al servicio de la revolución mundial. Los revolucionarios no tienen que echar balones fuera culpando a las masas, diciendo que “no están preparadas” o “no quieren la revolución”, sino esforzarse por reconstituir lo que hoy en día no existe: el Partido Comunista. [2]
El lugar del imperialismo español
Es muy importante partir de la lucha de clases internacional para tener una buena comprensión de la lucha de clases nacional. Una condiciona a la otra. No decimos que es importante, no; decimos que condiciona, que es determinante. Para nosotros, es vital comprender que nos encontramos en la época del imperialismo y que vivimos en una potencia imperialista. El proletariado es una clase única, internacional, que por razones históricas en el momento actual se desenvuelve principalmente dentro de unas fronteras nacionales. Pero somos la misma clase en todo el mundo. Como decimos, es vital tenerlo en cuenta. Dicho de otro modo: debemos partir que vivimos en país imperialista, porque de lo contrario, podríamos anteponer los intereses del proletariado nacional a los del proletariado internacional y así caer en chovinismo imperialista. Entonces, ¿qué conclusiones debemos sacar de la lucha de clases internacional?
Primero, que España es una potencia imperialista [3]. Por tanto, 1) Hay saqueo a las naciones oprimidas, particularmente a Latinoamérica en el caso español; 2) El “Estado de bienestar” se sustenta no solo gracias a las luchas obreras del pasado, sino también gracias a las superganancias imperialistas; 3) Hay una capa superior del proletariado sobornada por las superganancias (la históricamente llamada “aristocracia obrera”) que es base social del oportunismo. Debemos romper con ella, denunciarla y no hacer trabajo político entre ellas sino “bajar más hondo y profundo” a “las verdaderas masas” si de de verdad “queremos seguir siendo socialistas” (El imperialismo y la escisión del socialismo, Lenin).
Segundo, que el imperialismo español también está en crisis y descomposición. También hay una crisis política y económica, y en perspectiva -aunque en lo inmediato, no- una crisis militar.
Tercero, que el Estado español, como instrumento del imperialismo español, también está en crisis.
La crisis del Estado español
Los imperialistas españoles no pueden gobernar como antes y se ven obligados a profundizar la represión (proceso de militarización del Estado). ¿Por qué no pueden gobernar como antes? Porque hay nuevos paradigmas en la sociedad española contemporánea que anteriormente no existían.
-El imperialismo provoca una profunda crisis en la vida de las naciones oprimidas. Cientos de miles se ven forzados a empreder un éxodo del campo a la ciudad, pero pocos encuentran trabajo. Esto provoca un segundo exilio de migrantes de las naciones oprimidas hacia las metrópolis imperialistas para enviar dinero a sus familias. Además, esto se suma a los migrantes que huyen de la guerra y del hambre, lo que provoca un flujo constante de migrantes pobres hacia los países imperialistas. Este flujo constante de migrantes provoca que el ejército industrial de reserva (parados) sea mayor de lo normal, lo que permite a los imperialistas, guiados por el afán de conseguir la máxima ganancia posible, ejercer superexplotación y rebajar los salarios por debajo del valor de la fuerza de trabajo. Los imperialistas emplean a los migrantes pobres provenientes de las naciones oprimidas para los trabajos más duros (agro, construcción, logística, sectores de la industria, etc.) y les pagan por debajo del coste de la fuerza de trabajo. Pero además, parte del proleteriado nacional -parte que es y será vez más grande- ven rebajados también sus salarios, debido a que los imperialistas pueden permitirse no reproducir la fuerza de trabajo, pues tener un ejército de parados constante les facilita tener obreros de usar y tirar. Aprovechándose de la situación, los imperialistas difunden ideas racistas para dividir a la clase y poner al proletariado nacional contra el proletariado extranjero.
-La incorporación de la mujer al mercado laboral y adquisición de derechos democráticos para las mujeres (divorcio, aborto…) genera nuevas situaciones, cómo la imposibilidad conciliar la vida familiar y laboral, añadiendo nuevos problemas familiares a los viejos ya existentes. Todos ellos incapaces de resolver por el gobierno burgués de turno. Además, la tasa de nacimientos cae por los suelos, y de no ser por la inmigración, la población caería año tras año.
Estos son tan solo dos ejemplos, pero muy ilustrativos, de cómo hay nuevos paradigmas sociales que son provocados por la descomposición del imperialismo. Lo fundamental, es que la descomposición del imperialismo provoca un hundimiento económico del proletariado, un fuerte aumento del coste de la vida y una gran desmoralización política.
¿Y qué tiene que ver esto con la crisis del Estado? Todo. Anteriormente, ya hemos dicho que la rebelión de las masas es la otra cara de la moneda de la crisis y descomposición del imperialismo, el otro aspecto de la contradicción. El proletariado y las masas se organizan en poderosos movimientos y/o en levantamientos explosivos y combativos. Tenemos muchos ejemplos de esto, como el actual movimiento por la vivienda, o en el pasado reciente las luchas de los mineros, la huelga de los metalúrgicos de Cádiz o las protestas por la liberación de Pablo Hasel. Incluso si nos vamos a 2008-2012, la masividad del 15M también fue expresión de que la clase y nuestro pueblo querría luchar. Como decíamos antes, el problema no está en las masas sino en los comunistas.
Otro asunto importante es que la confianza en la democracia burguesa está por los suelos. Este hecho es admitido por el Estado en sus estadísticas oficiales y hasta por los voceros del imperialismo (prensa monopólica). Las cifras de abstención son: municipales de 28 de mayo del 2023 (36%); autonómicas del 28 de mayo de 2023 (del 27% al 45%); generales del 23 de julio de 2023 (29%); gallegas del 18 de febrero de 2024 (32%); vascas de 21 abril de 2024 (37%); catalanas de 12 mayo de 2024 (42%); europeas de 9 julio de 2024 (51%). ¡Millones de personas piensan que votar cada cuatro años no resolverá ninguno de sus problemas!
La crisis del Estado español no solo se manifiesta con las luchas y desconfianza del proletariado. También hay un impacto dentro la burguesía, una crisis dentro de la burguesía. Nuevas y fuertes contradicciones entre las facciones monopolistas, pero también entre los monopolios y la pequeña burguesía, principalmente con la capa superior pues tiene peso político (debido al sometimiento de ellos a los monopolios). Estas contradicciones en el seno de la burguesía provoca crisis del parlamentarismo y de los sucesivos gobiernos burgueses. Crisis de “Begoña Gómez”, el “caso Koldo”, problemas de renovamiento del poder judicial, citación de Pedro Sánchez ante los juzgados y todo lo relativo al “lawfare”, y un largo etcétera. Todo son expresiones de esta crisis del parlamentarismo burgués, originado por la desconfianza de las masas y la necesidad de hacer un circo (pan et circenses) pero también por las contradicciones en el seno de los explotadores.
En definitiva, la crisis del Estado se plasma como crisis de la democracia burguesa, del parlamentarismo y los gobiernos burgueses, de desconfianza de las masas, de la tendencia a luchas de masas más grandes y combativas, de contradicciones entre las facciones monopolistas y entre los monopolios y la pequeña burguesía. Todo esto en una creciente pauperización de la clase: tasas de pobreza, pobreza infantil, riesgo de exclusión social y otros “indicadores sociales” burgueses, cada vez más estructurales y preocupantes.
La militarización del Estado
Los imperialistas no tienen ningún plan estratégico para resolver la crisis del Estado, porque es provocada por la propia dictadura que ejercen. ¿La solución? Una huida hacia adelante: militarización del Estado. Como hemos dicho al principio del artículo:
“La militarización del Estado es la respuesta de los imperialistas a su crisis, es el proceso de profundizar la represión con el objetivo estratégico de conjurar la revolución. La militarización del Estado no es solo un proceso militar donde el Estado incrementa la potencia de sus fuerzas represivas (polícías, ejército, tribunales, cárceles), sino que el proceso de militarización también incluye la progresiva negación de los derechos demoliberales (libertad de expresión, de creencia, de reunión, de movimiento, etc.) y la tendencia a la reaccionarización y fascistización de la sociedad, con la propagandización y normalización de ideas reaccionarias en la vida pública”.
Profundizan la represión para frenar la rebelión de las masas, para prevenir la revolución. ¿Por qué? Porque aunque en lo inmediato la revolución no sea su mayor enemigo, en perspectiva sí lo es. ¿Por qué no es solo un “proceso militar”? Porque el Estado no puede aumentar la represión sin dar ninguna explicación, más teniendo en cuenta que la desconfianza en la democracia burguesa está por lo suelos. Por eso propagan ideas reaccionarias, para justificar previamente la necesidad de una mayor represión.
El auge reaccionario es una expresión de la tendencia a la reaccionarización y fascistización del Estado en su proceso de militarización. No se puede acabar con el llamado auge reaccionario sin acabar con las causas que lo originan: la militarización del Estado, respuesta del Estado imperialista a la profunda crisis y descomposición del imperialismo.
¿Qué hacer?
Ante la perspectiva de que la represión continuará, la única respuesta válida de la clase es que ella misma se debe militarizar. Es decir, las organizaciones obreras se deben militarizar (muy especialmente, y con un desarrollo mucho mayor, las organizaciones obreras revolucionarias). De lo contrario, no podrán cumplir sus tareas de lucha proletaria.
¿Y qué es la militarización de las organizaciones obreras? El conjunto de transformaciones necesarias que deben realizar para enfrentarse a la nueva situación de mayor represión, bajo la perspectiva de que la represión irá en aumento y que pasamos de tiempos de paz a tiempos de guerra.
Aplicar nuevos métodos para evitar la infiltración policial, incrementar la disciplina de sus miembros, fortalecer ideológica y políticamente a los militantes, elevar la autodefensa y desterrar el pacifismo pequeñoburgués, profundizar el enraizamiento en los barrios proletarios, etc. Si las organizaciones obreras hacen lo mismo pero “con más cuidado” no cambiará nada en absoluto. Seguirá habiendo infiltraciones policiales y habrá golpe tras golpe. Los golpes represivos no solo continuarán, sino que serán mayores y letales.
Resumiendo, nuestra posición es la siguiente:
Primero, el auge reaccionario es una expresión más de la militarización del Estado. Segundo, las organizaciones obreras deben tomar medidas serias para ser capaces de trabajar en el nuevo contexto de militarización del Estado.
NOTAS
[1] La tesis del capitalismo burocrático es una tesis marxista-leninista-maoísta. Demuestra que el capitalismo que impone las potencias imperialistas a las naciones oprimidas del tercer mundo es un capitalismo particular, atado y subyugado al capital extranjero desde su propia formación. Recomendamos leer más sobre el capitalismo burocrático en el sitio web de Servir al Pueblo. Para un documento teórico extenso, recomendamos “La Revolución de Nueva Democracia es la fuerza principal de la revolución mundial” del Partido Comunista de Brasil – P.C.B. en donde trata la cuestión.
[2] Decimos “reconstitución” y no “constitución” porque el Partido Comunista de España, sección internacional de la Internacional Comunista, fue ese partido revolucionario (no confundir con el actual PCE perteneciente a Izquierda Unida). Dentro de la línea editorial de Servir al Pueblo está contenido el apoyo a la reconstitución del PCE bajo la ideología científica del proletariado: el marxismo-leninismo-maoísmo. Para el lector que desee profundizar, recomendamos leer la Declaración de Política y de Principios de la Liga Comunista Internacional (LCI), en donde se detalla la tarea de reconstituir los Partidos Comunistas.
[3] Para complementar con noticias sobre el imperialismo español, recomendamos buscar en el sitio web de Servir al Pueblo. Para profundizar sobre el imperialismo en sí, recomendamos el documento “Aproximación al Tercer Mundo: ¿qué es y qué no es?” publicado en el número 15 de Servir al Pueblo y los dos clásicos de Lenin: “El imperialismo y la escisión del socialismo” y “El imperialismo, fase superior del capitalismo”.

