Corresponsal en València

Carlos Mazón ha dimitido de su cargo de President de la Generalitat este lunes 3 de noviembre por la mañana. Así, poco después del primer aniversario del 29 de octubre 2024, el principal responsable del asesinato de 229 personas provocado por la omisión de socorro y la negligencia del Estado, ha dimitido. Un año, 12 manifestaciones multitudinarias de miles de personas y el trabajo incansable y constante de las organizaciones populares son las responsables de la dimisión del presidente negligente y asesino.
Mazón se va como el presidente autonómico más odiado de la historia reciente. Según una encuesta realizada por El País y Cadena Ser publicada el 9 de octubre de 2025, el 82% de los valencianos pensaban que Mazón era el primer responsable de los fallecidos por la gestión de la DANA. El 71% creían que debería de dimitir. Incluso el 57% de los votantes del PP consideraban que debía dimitir.
El discurso de dimisión: Mazón no asume su responsabilidad
En su discurso de dimisión, pronunciado en el Palau de la Generalitat y con la credibilidad por los suelos, trata de lavarse las manos y salvaguardar el poco honor que le queda (si es que algo le queda). Mazón dimite, pero no asume responsabilidad. Señala que han hecho las cosas bien en la reconstrucción, pero es mentira, porque ni los colegios estaban listos para empezar las clases en septiembre de este año, ni las cañerías estaban vacías, ni todos los vecinos recibieron el pago de su seguro, y un largo etcétera.
También dice que no recibió ayuda del gobierno y culpa a Pedro Sánchez, indirectamente, de los muertos. Por supuesto que el Presidente del Gobierno es cómplice y corresponsable de la gestión de la DANA, porque fue la negligencia del Estado en sí lo que asesinó a los 229 vecinos. Pero Mazón, como President de la Generalitat, es el principal gestor del Estado en este territorio. Él era quien tenía las competencias, él era quien en ese momento podría haber salvado a esas 229 personas.
Por primera vez, Mazón habló de sus errores: “permitir que se generaran toda clase de bulos muy dolorosos por no dar explicaciones a tiempo”: “no pedimos la declaración de emergencia nacional porque según el propio gobierno no iba a traer más efectivos ni iba a hacer que llegaran antes”; (culpa de abandono y estrategia política al PSOE); “y sobretodo, mantener la agenda de ese día” (habla de las informaciones que le dieron de los barrancos y embalses para excusarse). Todos errores técnicos y ninguno político. Hasta en reconocer los errores, Mazón miente. No quiere que le hagan “un completo como a Rita Barberá” como exigía una vecina durante el pasado Funeral de Estado.
Mazón dice que ninguno de sus errores han sido de mala fe o por cálculo político. Esto es falso. En su discurso, dice que si por él fuera habría dimitido, que ni él ni su familia podía soportar más unos días han horrorosos como los últimos. Si antes de dimitir se ha tenido que reunir con Feijóo ha sido, precisamente, por cálculo político.
La gran burguesía necesita un proceso de recambio de su gestor actual en uno distinto. Mazón es una opción quemada, es el presidente autonómico más odiado y reconocido asesino por parte muy importante de la población. Su permanencia en el cargo daña la imagen del Estado burgués y la democracia burguesa cada día que pasa (imagen dañada, precisamente, gracias al empuje de las organizaciones populares y del movimiento de masas, que han tratado de hacer daño el máximo daño posible a Mazón y exigir justicia y dignidad).
A la oposición solo le importa los sillones, y no la reconstrucción
Cómo se desarrollará el proceso de recambio, no lo sabemos: adelantamiento de elecciones, cambio de coalición de gobierno, nuevo presidente… Todo está abierto, y todo puede pasar. Lo que está claro es una cosa: Mazón es el primero en caer, pero no debe ser el último. El movimiento de masas no debe parar en sus luchas, y mucho menos dejarse engañar con los cantos de sirena de un posible adelantamiento electoral.
La oposición parlamentaria, que ha traficado con el dolor de las víctimas todo este tiempo, ya está gritando: “¡Queremos votar!”. Esa no puede ser nuestra consigna. Basta mirar cómo actúan los concejaluchos que se infiltran en las organizaciones populares de l’Horta Sud: quieren matar el asociacionismo para vehicularlo todo a través de los ayuntamientos. Eso no ha ayudado a la reconstrucción, sino todo lo contrario. Quieren canalizar la rabia del pueblo en la farsa electoral, generar falsa ilusiones en las masas y vaciar las calles.
Haya adelanto electoral o nuevo presidente, las tareas del pueblo no cambian en lo fundamental: debe construir su propio camino.

